lunes, 28 de marzo de 2016

Historia del diseño 1960-1980

El postmodernismo y el Decontructivismo 



La escultura y la arquitectura de la segunda posguerra presentan una gran diversidad de corrientes y principios estéticos dispares. En cuanto a la escultura, cabe citar sobre todo dos corrientes principales que configuran la estética de este periodo: una corriente figurativa, centrada en la imagen humana, y otra abstracta, que experimenta con materiales y formas. Respecto a la arquitectura, frente al legado racionalista y funcionalista de la Bauhaus y de Le Corbusier, surgió el Organicismo, que pretendía realizar una arquitectura integrada en la naturaleza. Posteriormente, se sucedieron diversos movimientos que trataron de renovar los conceptos arquitectónicos anteriores, como el nuevo brutalismo inglés, el antifuncionalismo de Richard Venturi y, finalmente, la eclosión de la arquitectura posmoderna. 


Casa. Venturi, 1963. Chestnut Hill,
Filadelfia, E.U.A.
Busto de Annete
por Giacometti. 1962.
Bronce.

















Tras la Segunda Guerra Mundial, como sucedió con la pintura, la escultura se integró en los distintos movimientos de las denominadas segundas vanguardias, En dichos movimientos de vanguardias se tendió a una integración de todas las artes, por lo que resulta difícil establecer con claridad los límites de la escultura. Sin embargo, más allá de estos movimientos surgen figuras decisivas que acometen la renovación de las formas escultóricas, como Alberto Giacometti y sus esculturas filiformes, Henry Moore y su personal visión de la mujer y, en un plano totalmente abstracto, los escultores anglosajones David Smith y Anthony Caro, junto con el escultor vasco Eduardo Chillida, unos de los más destacados de la segunda mitad del siglo XX. En el campo arquitectónico, se mantuvo inicialmente una línea de desarrollo de los grandes maestros del Movimiento Moderno, que luego derivó hacia una acentuación de los aspectos más tecnológicos de la arquitectura, pero asimismo se hicieron patentes actitudes de reacción y crítica, bien sea valorando la alternativa organicista, bien contraponiendo a la simplicidad, la pureza y la ortodoxia racionalistas, la complejidad, la ambiguedad, incluso la banalidad de la ciudad en su desarrollo más espontáneo y consumista, o bien volviéndose a la tradición, al pasado, a la historia. 

Madre reclinada e hijo. Obra de Moore;
1975-1976. Bronce, 2.13m de longitud.

El milagro, por Marini, 1955. Madera
policroma.














Peine del viento III. Por Chillida
1968.
















La posmodernidad es una categoría acuñada en los últimos años setenta, de difícil concreción, aplicable a una gran diversidad de campos de conocimiento, desde la filosofía a la linguística, desde el arte a la arquitectura. En términos generales puede decirse que se asocia a la llamada sociedad postindustrial y, por tanto, a una cierta consciencia de haber penetrado en una nueva fase histórica, en un después, ese después en el terreno de la arquitectura se correspondería con la superación del Movimiento Moderno, reflejo al propio tiempo del valor de modernidad asumido y desarrollado por la vanguardia desde los inicios del siglo. De ahí que algunos autores defensores de esta idea de posmodernidad hablen de tardomoderno para referirse a aquella producción arquitectónica que no ha dado por cancelada la modernidad. Componentes esenciales de la posmodernidad son también el afán comunicativo, la recuperación de la historia y su aplicación al proyecto arquitectónico, y la defensa del eclecticismo, tanto conceptual como formal. Como se ve, estos valores son coincidentes en buena parte con la tesis de Rossi y Venturi, por lo que es obvio que ambos deben ser considerados como precursores de este pensamiento arquitectónico. 


Merne-la-vallée, 1978-1982. Ricardo
Bofill, París.

Viviendas del barrio Gallaratese. Rossi,
Milán.


Plaza de Italia, 1957-1978. Charles
Moore, Nueva Orleans.

Guild house, Venturi, 1962-1966.
Filadelfia E.U.A.















Palacio de justicia. Niemeyer, 1957-
1960. Brasilia.















La deconstrucción 

El mundo occidental asistió durante los años setenta a la crisis del estructuralismo. La era del postestructuralismo vendría a coincidir en el tiempo con la de la posmodernidad, constituyendo su vertiente radical, inconformista. La deconstrucción ha sido la desembocadura del estructuralismo, puesto en crisis por sus propios protagonistas, como Michael Foucault o Jacques Lacan, entro otros. Como ya sucediera con el estructuralismo, la desconstrucción ha sido aplicada a distintas disciplinas a partir de su definición por el filósofo francés Jacques Derrida. El organizado sistema estructuralista se ha convertido en un espacio inconexo al que Derrida denomina "texto". Retoma conceptos de autores precedentes como la pérdida del centro nietzschiano, y pasa a primer plano términos como diseminación. El texto, como reflejo del mundo actual, no puede ya ser captado en su totalidad, y no tiene otra posibilidad de subsistencia que la desconstrucción, formada por todo tipo de alteraciones. Fragmentación del conocimiento, carencia del sentido de la totalidad, diseminación y desestabilización son características del momento presente que recoge la deconstrucción.



Museo aeroespacial, 1982-1984.
Frank O. Gehry. L.A. E.U.A.

Edificio Lloyd´s. 1978-1986. Richard
Rogers, Londres.

Museo Guggenheim, 1992-1996.
Frank O. Gehry. Bilbao

Pabellón Sant Jordi. 1985-1990.
Arata Isozaki, Barcelona.




















Pirámide del gran Louvre. 1983-1989.
Ieoh Ming Pei, París.

Puente de la Barqueta. 1989-1990
Juan José Arenas y Marco Jesús Pantaleón.
Sevilla.
















José Manuel Lara, Carlos Fernández, Virgilio Ortega. (1998). Gran Historia del Arte. Barcelona, España: Planeta.

Anna Guasch Ferrer, Javier Hernando Carrasco. (1986). Historia Universal del Arte. España: Espasa.

domingo, 13 de marzo de 2016

Historia del diseño 1940-1960




Del informalismo al pop


Tras la Segunda Guerra Mundial, el centro de gestación y difusión del arte de vanguardia se trasladó de Europa a EEUU. Pero el cambio no fue sólo geográfico, sino vino acompañado por mutaciones en la función, formación y consolidación de las búsquedas creativas. El hecho de que numerosos miembros de las vanguardias históricas se trasladan a EEUU y difundieran sus ideas desde escuelas y universidades influyó decisivamente en el trasplante de los nuevos cuestionamientos artísticos.


<Cebras> de Vasarely (1950, colección
privada). Se inscribe la tendencia del
Optical art, Moderna museet de Estocolmo.
<La sopa Campbell´s> 1962 de
Andy Warhol. Esta obra perteneciente
a la colección Saatchi (Londres), desarrola
uno de los temas favoritos de
Warhol: los artículos de consumo
más comunes en la sociedad americana
como la sopa Campbell, la
Coca-Cola o el detergente Brillo,
convertido en símbolos del
materialismo de la America actual.












<Retrato imaginario> de
Brigitte Bardot, lienzo en
grandes dimensiones (250x200cm)
pintado en 1959 y se conserva en
el Museo de Arte Abstracto
Español de Cuenca.



















El expresionismo abstracto americano


En 1944 Motherwell escribía a Baziotes: "El futuro de América es desesperanzador. Para ti, lo mismo que para mí, sólo hay dos alternativas: irnos a Francia para siempre (que es lo que haré) o quedarnos aquí a que nos psicoanalicen". Apenas unos años despues, Nueva York reemplezaba a París en su largo liderazgo como capital artística y tanto el destinatario de estas palabras como su remitente eran dos de los protagonistas del expresionismo abstracto, el primer movimiento de arte moderno, plenamente gestado en Estados Unidos y que marcó su emancipación respecto a Europa trasladando el centro artístico mundial de París a Nueva York. El expresionismo abstracto tuvo entre sus primeros protagonistas a dos emigrantes europeos, Gorky y de Kooning, y sus padrinos teóricos fueron el cubismo y el surrealismo, los dos movimientos que, desde el punto de vista de la crítica americana, resumían, desde posiciones antagónicas, las aportaciones de la vanguardia europea. 

Esta extraña <Mujer 1> (1950)
de Willem Kooning, que se
exhibe en el MOMA de NY, forma
parte de una amplia serie que tiene
a la mujer como tema principal.

<El agua de molino florecido> de Arshile Gorky
(óleo sobre lienzo, 1944, 107x123cm)
exhibido en el Metropolitan Museum de Nueva York.



















El nacimiento del expresionismo abstracto


En épocas de crisis el arte puede convertirse en un medio para exorcizar sentimientos de angustia e impotencia. Asume entonces el papel de dar entidad y canalizar la expresión de fuertes emociones que, de otro modo, sin manifestación aparente, resultarían más perniciosas. El expresionismo abstracto, gestado durante la guerra, cumplió ese papel y su nacimiento está íntimamente ligado al pesimismo que provoco la desacreditación de valores sobre los que se había fundado una sociedad capaz de sumirse en la barbarie de la guerra. Este sentimiento, unido a la idea de que el arte debía ser un registro fiel de los impulsos internos del artista, hizo de la pintura un mecanismo de liberación y, así, el expresionismo abstracto es la vía de escape para la angustia de una existencia que se había hecho dolorosa. 

Franz Kline dirigió su investigación artística
hacia la búsqueda de valores esenciales y
absolutos, que se concretan en un estilo sencillo
de acentuada gestualidad. <Pintura número 7>
(204x271cm) óleo de 1952, MOMA
de Nueva York.
<Luz del Atlántico Norte. Sin título XVIII>
óleo sobre tela, 202x177cm. De Willem Kooning,
exhibida en el Stedelijk Musuem
de Ámsterdam. 1957.











<Las profundidades> 1953, 220x150cm.
 De Jackson Pollock. Museo Nacional
 de Arte Moderno, Centro Georges Pompidou, París.

Obra <Number 7> de Jackson
Pollock, 1952, tela pintada con esmalte y
 toques de óleo.
Metropolitan Museum de NY.




<Tertia> (196x88cm), obra de
Barnett Newman en 1964. Se
conserva en el Moderna Museet
de Estocolmo.
                



















El informalismo Europeo 


El informalismo es en Europa el movimiento equivalente al expresionismo abstracto en América. Se alimenta del desengaño producido por la guerra y la desconfianza hacia los valores vigentes antes de la catástofe, y se apoya en el existencialismo como filosofía vital y en el surrealismo como técnica de apropiación de inconsiente. Si en Norteamerica la zozobra del existir cristalizó en el gesto violento y repetido, en Europa se encarnó la materia, una materia torturada, exhibida como despojo; el artista ya no pinta, al menos en el sentido tradicional del término, si no que rasga, araña, amasa y pega. El mismo término "informalismo", ideado por el crítico francés, Michel Tapíe en 1951, hace referencia a la falta de sujeción a cualquier otro principio que no sea el de la libertad absoluta. La diversidad de los hallazgos personales en la exploración visual de la materia origina una extraordinaria heterogeniedad en las obras de los artistas acogidos bajo el epígrafe de la no forma entre los que se encuentran Fautrier, Michaux, Dubuffet o Burri. Se ha querido diferenciar la diversidad del movimiento informalista hablando de un informalismo matérico, tachista, gestual o espacialista. El mismo Tapié inventó el nombre de otro arte para poner el énfasis en la necesidad de diferenciarse respecto a todo lo que les antecede, incluidas las vanguardias. Lo único que vincula a los distintos informalistas, además de la búsqueda intuitiva de libertad, es la experimentación matérica y su exaltación metaforica como símbolo del ser humano. 

<Sans titre< 1949 (acuarela y gouache,
38.7x54cm) Del pintor francés
Henri Michaux. Museo Centro Georges
de Pompidou, París.

<Spatial concept Waiting> (93x73cm)
Obra de Lucio Fontana, pintada en
1960. Tate Gallery, Londres.


<Gran óvalo> (196x170cm)
Antoni Tápies obra pintada
a finales de los años 50.
Museo de Bellas Artes de
Bilbao, España.

<El peine de los vientos> (1972-1977),
una de las tres esculturas con este nombre
que se erigen ancladas en los peñascos
de la costa de San Sebastián (España).
Es ésta una de las obras paradigmáticas
del escultor vasco Eduardo Chillada.
Trabajada en hierro, su forma se
integra perfectamente en el entorno.

             



El pop o la apropiación de la realidad


El deseo de lograr nuevas cotas de libertad y de romper las fronteras entre pintura, escultura y espacio vivencial hizo que algunos artistas recuperaran la técnica del assemblage (reunión de materiales u objetos diversos sobre una superficie o espacio), recogiendo así la herencia de dadaístas y surrealistas, pero liberándola de cualquier alusión a la provocación o a la manifestación del subconciente. Los objetos se presentaban como lo que eran: fragmentos de la realidad empírica utilizados por lo que representaban, bien por sus cualidades matéricas. En los años 50, el escenario artístico neoyorquino estaba dominado por las ideas proclamadas por los expresionistas abstractos. Éstos habían cultivado una visión de lo artístico que enfatizaba los aspectos inconcientes y azarosos de la creación, a la vez que incluían el propio proceso creativo como elemento inmanente a la obra. Sobre estas bases se alzaría una nueva generación para crear un arte que, sin embargo, se oponía frontalmente al de los expresionistas. Frente al hermetismo y el distanciamiento de la realidad de éstos, los nuevos dadaístas proponían un arte identificado con la realidad más inmediata.


<False start> de 1959. Obra
de Jasper Johns, conservada
en una colección neoyorquina.
Richard Hamilton es uno de los principales
representantes del arte pop internacinal.
Su obra titulada <¿Qué es lo que hace que
las cosas de hoy sean tan diferentes, tan
atrayentes?> (26x35cm, Kunsthalle de Tubinga,
Alemania.)


<Walk, don´t walk> 1976,
obra de George Segal.
Tamaño real y exhibida
en el Whitney Museum de
Nueva York.
<La tienda de 1961> Obra de Claes
Oldenburg. Contiene objetos realizados
en alambre, yeso y tela. Green Gallery, 1962.
Andy Warhol inicia sus series de retratos
de Marilyn Monroe poco después del suicidio
de la actriz. Serie pintada en 1964, conservada
en el Niederachsuschrs de Hannover,
Alemania. 
<Still life> (122x152cm) de Tom
Wesselmann. Realizada con plexiglás,
neón y una instalación eléctrica que
la ilumina interiormente,
Museo de Arte de Saint-Étienne.
Francia.














<Desnúdame> (245x121cm)
del pintor Allen Jones.
Óleo de 1970.
Kunstmuseum de
Götebor, Suecia

<La piscina de Le plongeur>, conservada
en la City Art Gallery de Bradford,
Inglaterra. 1978, obra perteneciente a la
serie de los Papers Poll. David Hockney.



















El pop español


El pop español era un intento de acercar el arte a la realidad cotidiana y si bien en otros países esto significaba consumismo. En la España franquista se relacionaba con la censura y la represión. Frente a la despreocupación ideológica y la banalización icónica del pop angloamericano, el español se caracterizó por el compromiso ideológico y una fuerte intelectualización en la elaboración de sus imágenes. Pero el pop español también fue una reacción contra el informalismo y como fruto de esta oposición se fundó Estampa popular, un movimiento de recuperación de la figuración con representación en varias ciudades, entre ellas Valencia, donde resultó ser especialmente activo. 

<El alambique> 1967, obra realizada en acrílico
sobre tabla (120x160cm), por el grupo español
Equipo Crónica, que se conserva en em Museo de
Bellas Artes San Pío V de Valencia, España.





BIBLIOGRFÍA:

Rosa Martínez. (2002). Historia del arte. Barcelona, España: Mimí editorial océano.
José Manuel Lara. (1998). Gran Historia del Arte. Barcelona, España: Planeta-De Agostoni, S.A., Barcelona.

Sacramento Nieto y Puri Ballús. (2007). Enciclopedia Temática Visual. Barcelona, España: THEMA.